Territorio y Paisajes del Siglo XX

     La "industrialización" de la agricultura y la extensión del monocultivo del olivar también han producido inmensos daños y destrucciones en los yacimientos arqueológicos del territorio y la ciudad que se hallan bajo los campos de cultivo.

     Este sistema de explotación industrial ha acarreado en los últimos cuarenta años daños por el propio cultivo, en la siembra de árboles, arado...etc., que no se han tenido en cuenta ni mitigado en modo alguno.

     Además se ha producido un gigantesco proceso de erosión por desertificación. La falta de cubierta vegetal en los suelos está erosionando y eliminando las estructuras y los sedimentos históricos, a la par que destrozando los suelos y paisajes de la campiña. El origen de la brutal erosión actual se halla en la compactación y arenización de los suelos de cultivo por la acción de la maquinaria pesada y sobre todo la pérdida de la vegetación por el uso sistemático de herbicidas desde los años 80, que han destruido la flora tradicional asociada a los cultivos provocando la eliminación del nicho ecológico existente y por tanto la casi extinción de la flora y la microfauna y bacterias que protegían de los impactos de la lluvia, conservaban la humedad de la tierra y regeneraban los suelos de cultivo y sus nutrientes de manera natural.

     Este proceso de erosión se está haciendo más dañino si cabe en los últimos años con las pretendidas soluciones al problema que aportan los agricultores, obras hidráulicas de construcción de diques y canales de hormigón en las arroyadas, apertura de zanjas o "pozas"... supuestamente para contener el agua y frenar la erosión. Son soluciones drásticas, que además de mostrarse poco eficaces para solventar en general el problema, están destruyendo en gran medida los yacimientos arqueológicos.