Pérdidas Históricas

     El propio proceso de vida de una ciudad histórica como Porcuna supone la reurbanización paulatina y constante de partes del espacio urbano, desde pequeñas reformas que afectan a estructuras concretas, pasando por la edificación de nuevas viviendas y espacios productivos, hasta llegar a grandes reurbanizaciones de carácter ciudadano producto normalmente de algún proyecto de iniciativa pública. Esto ha provocado la sustitución por ruina, abandono o nueva obra de los edificios y espacios de cada época histórica, perdiéndose evidentemente mucho en el proceso.

 

     A día de hoy se mantienen algunas evidencias mínimas de edificios de Época Romana y anteriores conservando en gran parte su estructura, aunque la mayoría de los testimonios de estas épocas antiguas son restos residuales de cimientos y niveles arqueológicos de abandono y amortización. De los medievales quedan en pie algunos más, y el porcentaje aumenta conforme nos vamos acercando al presente.

 

     Este proceso antiguo de reemplazo, propio de la continuidad de la vida de los espacios de la ciudad, es no obstante muy diferente de las destrucciones contemporáneas. En primer lugar, a un nivel teórico, ya que hasta el s. XIX no existe un concepto de Patrimonio y una protección pública del mismo, por lo que no había una conciencia de salvaguarda de determinados espacios. En segundo lugar, los medios antiguos del trabajo de la construcción y la larga vida del uso de los edificios en sociedades pasadas hacen que hasta ahora en cada cambio se hayan conservado restos y evidencias de los estados anteriores, piedra sobre piedra, ciudad sobre ciudad, lo que ha desarrollado y hecho necesario para su conocimiento y legado el trabajo de la Arqueología.